martes, 15 de julio de 2014

Buscando a William Wallace

Edinburgh (Edimburgo en cristiano) es la hostia: así de clarito. Si no la has visitado, estás perdiendo el tiempo... Búscate un avión y un hotel y en un fin de semana te la has visto. Es superrecomendable y para nosotros, es la más bonita de las ciudades y pueblos que hemos visitado.


Teníamos ganas de visitar Escocia, la verdad, y todo el mundo hablaba maravillas de Edimburgo (y no se equivocaban) así que esta vez cogimos el tren y pallá que nos fuimos. Ya solo el trayecto es alucinante: aparte de lo verde que es todo, en cuanto llegas a la frontera escocesa el tren se acerca a los acantilados y va al ladito del mar. Es presioso. El amanecer... Las gaviotas... Las olas rompiendo contra las rocas... Y por supuesto el frío de cojones, como en toda la isla... Otro día más que el grajo se queda en la cama... Además parece que va a llover.


Nada más salir de la estación de tren ya te das cuenta de que es una ciudad distinta: parece que en cualquier esquina va a salir William Wallace o Robin Hood porque se conserva todo el encanto de la Edad Media. Es más, si no fuera por los semáforos y los japoneses haciendo fotos, nadie diría que no estás en medio del siglo catapum. Pues salimos de la train station (esto está claro lo que es) y nos ponemos a hacer fotos como dos tontos: ¡ponte aquí! ¡no, aquí! ¡sonríe! ¡quita esa cara de imbécil jolín!... Nuestro primer objetivo es buscar el hotel así que planito en mano, a buscarlo: lo tenemos bastante cerquita de la estación aunque a decir verdad, aquí está todo relativamente cerca. No es una ciudad muy grande que digamos y con pequeños paseos se llega a todos lados. Lo malo es que hay muchas cuestas pero no todo puede ser bueno.


Para llegar al hotel cruzamos la famosa Royal Mile (calle Serrano, en español) a la que volveremos mil veces, presiento... He visto un par de whiskerías con muy buena cara... Aquí, estos garitos venden whisky, no como en España. El hotel es un Holiday Inn normalito, sito en 303 Cowgate, que para lo que lo vamos a usar nos vale. Café, cigarro y muñeco de barro y preparados para ver esta fantástica ciudad.


Lo primero es lo primero y es lo que nos dice todo el mundo: la Royal Mile. Es la calle más típica y famosa de aquí que recorre toda la ciudad y donde se encuentran todas las atracciones turísticas y todas las tiendas. Además, se llega desde ella al Parlamento Escoces y el Palacio de Holyrood hasta el Castillo, en lo alto de la colina que corona la ciudad... Que bonito!!!! De esta enorme calle salen callecitas mucho más pequeñas que en tiempos anteriores eran tugurios de chorizos, prostitutas y demás maleantes... Ahora toda esta caterva se ha trasladado a la Carrera de San Jerónimo en Madrid. Bueno, bromas aparte, desde la Royal Mile lo mejor es caminar hacia arriba hasta llegar al Castillo: pasas delante de la Catedral de Sant Giles, que realmente no tiene el título de catedral pero merece una visita... Delante de ella el monumento a Hume, el famoso delantero centro del Queens Park Rangers. Pero como dije, lo chulo es ir metiéndose por las callecitas antes mencionadas y empaparte del Edimburgo del siglo catapum... y como está lloviendo, pues te empapas mejor.


Al final de la Royal Mile se encuentra el Castillo, digno de ver pero no de pagar esos precios, así que entramos hasta donde podemos y nos dedicamos a hacer fotos y ver las vistas que se aprecian desde la explanada, que son la pollaculares.


Volvemos a bajar la calle camino de un pub para comer pero los que están en esta calle tienen unos precios muy graciosos así que nos desviamos por la derecha y llegamos a una placita con un pub muy grande donde nos ofrecen para comer el mismo cordero que comía William Wallace: y cuando digo el mismo, digo el mismo...... No un descendiente o del mismo rebaño o de la misma raza... noooo... el mismo, mismo.

Comemos y nos volvemos por Cowgate al hotel que nos vamos a ir ahora a ver los Jardines de Princess Street. Se encuentran frente a la estación de tren y cuentan con un enorme mercadillo con todo tipo de cosas: ropa, comida, objetos de navidad y todo tipo de regalos. Al lado el monumento a Scott, el número 15 del equipo nacional de rugby. Está lloviendo a mares y nos metemos a tomar un café: en un despiste, la rubia ha desaparecido y vuelve con unas botas de agua para mí. Es un solete, donde no sepa ella encontrar una tienda, es que no la hay. Un beso rubia mía.


Bueno, parece que ha escampado: vamos a secarnos y a cenar, que esta noche toca probar la ambrosía de estas tierras: el whisky.


Amanece que no es poco en Edimburgo y afortunadamente, no llueve. El agua está por todos lados, pero por lo menos, de momento, no cae del cielo. Hoy toca Parlamento y Palacio y la parte opuesta de la Royal Mile: pues nos ponemos en marcha!!!! Bajamos la calle y enseguida se convierte en Canongate Street, llena de museos y edificios públicos, todos muy viejos y vetustos pero muy chulos. No hay tantas tiendas de regalos como en la parte de arriba, eso sí, exceptuando las de los pakistaníes, que están por toooda la isla. Al final de la calle se encuentra el Parlamento Escocés; como es de gorra, pues entramos. No es gran cosa pero ellos están muy orgullosos de él, un par de fotitos y nos vamos afuera. Otra vez lloviendo: corriendo al palacio. El Palacio de Holyroodhouse es la residencia oficial de la Reina cada vez que va a Escocia... La Zarzuela escocesa, vamos. Y no, no vive mal la reina cada vez que viene por aquí. La entrada es cara, así que nuestras libras pa la Reina, no son... Una curiosidad hablando de libras y reinas: aquí, los billetes son distintos pero tienen el mismo valor. Quiero decir, en los billetes no sale William Wallace evidentemente, sino otros tipos que no encuentras en Inglaterra. Pero el valor es el mismo y puedes comprar con ellos en cualquier sitio donde se acepten libras.

 

Subimos otra vez calle arriba y nos metemos en el Museo de Edimburgo, que es free (libre, en español... Bueno, aquí mejor queda decir gratis ¿no?) Típicos utensilios escoceses de época, vestidos, edificios y maquetas. Una visita rápida pero intensa y pa la calle otra vez a ver otro museo que hay detrás el monumento a Scott y las últimas fotos, que se va el tren.


En resumen, una pasada de ciudad pero lo suyo es venir en verano porque en invierno, ya sabes dónde está el grajo...


Las fotos de rigor las podéis ver donde siempre:

https://www.flickr.com/photos/101474328@N07/sets/72157638791528924/

Hasta la próxima!!!!

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